Gárgolas insomnes

Octubre 30 de 2010

Días de muerte

(Versión publicada en Facebook)

En este sexenio, cada año tiene 365 días de muert@s; 30 mil pérdidas de vidas humanas entre mil 430 días de espuriato es el saldo promedio de bajas diarias en la espiral de barbarie genocida que sirve únicamente a la serpiente o al perro con rabia que se muerde la cola, como a Bush el pequeño le sirvió el llamado «eje del mal» y el terrorismo (engendrado y encabezado por Estados Unidos) para usurpar el poder a sangre y fuego durante ocho años y hacer del estado de excepción la regla general, la cotidianidad pública, perpetuación de vicios concebidos como virtudes... "¡Estamos ganando la guerra contra el crimen!" -era el peor chiste al respecto antes de que Blanche Petrich lo superara con una broma en el muro de Pedro Miguel acerca de que l@s muert@s son nuestr@s, gente de a pie, del pueblo, inclusive niñ@s y adolescentes, incontables inocentes, pero nadie tan VIP como las nalgas de Alejandra Guzmán, o sea, daños colaterales nomás. Los chistes en este contexto y con el pretexto del tradicional día de muert@s no son chistosos; indignan y explican por qué México es el país de «aquí no pasa nada», en donde todo es posible, hasta la más aberrante y demencial de las violencias, tan irracional como la risa oligofrénica.

En México es posible una destrucción continua y continuada, como la de mujeres en Ciudad Juárez, Chihuahua, y la capital del mismo estado, por no hablar de Sonora, Jalisco y Oaxaca, en donde hacen de las suyas los mismos asesinos seriales; en México es posible una sanguijuela como Carlos Slim, otra como Kamel Nacif, un góber precioso y una suprema corte de absoluciones a genocidas y pederastas; un chacal con el nombre de Ulises Ruiz, otro llamado Felipe el espurio; una guerra en Chiapas con todas las variantes de la contrainsurgencia, desde la táctica de «tierra arrasada» (porque México es aprendiz de Guatemala, y Chiapas es Guatepeor) hasta la entrada en acción de las hordas paramilitares, después exoneradas también por la mafia suprema, no sin antes pasar por el ecocidio, el ataque bacteriológico (mierda en abundancia multitudinaria como arma biológica), la división de comunidades y organizaciones, el fomento a la intolerancia religiosa, la inducción de miedo y desconfianza paranoica (epidemia reproducida y multiplicada por el sector de la sociedad civil más próximo al zapatismo indígena, su "aliado" más enfermo), de prostitución, alcoholismo, drogadicción, y, finalmente, la prolongación estratégica del conflicto bélico hasta degenerar en permanencia militar camuflada con el paisaje, como parte de la naturaleza, descomposición social vista como normalidad putrefacta: «la problema» es que esta situación sea «el costumbre», pues la mayor de las tragedias es que nos acostumbremos a ellas, que dejen de ser noticia y perdamos la capacidad de asombro, y no hay país más propicio que México para semejante aberración.

Quienes hacen bromas pesadas y chistes ligeros por más de veinte asesinatos diarios en promedio, una violencia nunca antes vista en México desde la Revolución, lo mismo llaman «las muertas» a mujeres jóvenes, estudiantes o trabajadoras, generalmente pobres, que son vigiladas, secuestradas, violadas, mutiladas, asesinadas y desaparecidas en Ciudad Juárez... por no hablar de Guatemala y España, en donde también tiene lugar este síndrome y operan las redes criminales que financian campañas electorales como las de Francisco Barrios y Vicente Fox, además del actual golpe de estado militar y policiaco, la usurpación en curso del fascismo en ciernes; decir «las muertas» es otorgar carta de naturalidad a la muerte más destructiva y atroz, o sea, la menos natural, así ocurra una semana sí y otra también, como la «guerra contra el crimen» que vamos ganando.

Y mientras las masacres en México permanecen impunes, todas sin excepción, inclusive las más recientes, de niñ@s por bestias armadas en retenes inconstitucionales y anticonstitucionales, «puestos de control» totalitario y arbitrariedad salvaje, aquí me salen con «la paz del mundo» y «la paz interna», y Nayeli Nesme dice, a propósito de la foto de Caldherodes arrestado, que a ella ne le gusta ridiculizar a nadie, y Ramón Ojeda, por su parte, dice que si no estoy con AMLO estoy a su derecha. En fin. Para empezar, no se trata de ridiculizar a nadie, sino de que los genocidas terminen de pudrirse en la cárcel, como en Argentina y otros países; lo único ridículo en estos casos es asumir una postura políticamente correcta en respuesta al exterminio... pero el ochenta por ciento de l@s atarantad@s con la estridencia grandilocuente que les metió por los ojos y las orejas el dinero del crimen organizado y votaron por Fox, lo hicieron seis años después por López Obrador y lo harán de nuevo en 2012.

Anestesiado por la televisión y la religión; embrutecido por el nacionalismo fanático de los dos centenarios y el futbol; mermado hasta la muerte en pausas por una contaminación asesina como la que subsidia desde los microbuses, los camiones de "limpieza" (que lustran el asfalto y envenenan el aire), las pipas de agua, los trailers y las fábricas, el desastre defeño del Gran Hermano; México tolera que lo jodan a diario con aumentos de precios, de impuestos, y otros índices negros, además del inflacionario, como el de la inseguridad pública y la mortandad por causas médicas (padecimiento crónico de un déficit alimentario por las clases subalternas), el de las asimetrías acentuadas con salarios, prestaciones, canonjías y privilegios cada vez más elevad@s para las elites del poder institucional, desde los altos mandos militares hasta los ministros y legisladores (los primeros no arriesgan el pellejo en ninguna guerra y los segundos aprueban sus propios sueldos), minorías parasitarias que se deben a la tolerancia de las mayorías populares, tolerancia indolente al abanico de la violencia como causa de agonía colectiva.

Finalmente, la cuenta de pérdidas arroja como resultados números negativos, la suma de muerte siempre será una resta, y si las grandes masas festejaron los centenarios de ciclos inconclusos y traicionados, y nadie puso la bandera nacional a media asta ni de cabeza, como el país, ahora celebran el repunte de adelantos que nos llevan hacia atrás, el hábito de finales anticipados, acumulación de vidas truncadas, el más allá cada vez más acá, tragedias de costumbre y costumbre de tragedias, tradicionales miserias, morir a fuego lento, aniquilamiento vitalicio de un pueblo, días y noches de infierno en todo el año, todo el sexenio y la era neoliberal.

El pan de muerto es el pan nuestro de cada día porque diariamente hay muerte por el PAN.

[] Iván Rincón 3:14 AM

Octubre 15 de 2010

Mensaje público a la Profeco

(Enviado también por correo electrónico a tres direcciones de la misma instancia)

A reserva de tener un registro adicional de mis llamadas a números 800, durante septiembre pasado hice exactamente cien llamadas locales y tres a Guadalajara, Jalisco. Telmex me cobra $ 921.00 por la renta del servicio telefónico y 415 llamadas "por pagar", contando la burla de los impuestos... Pero esto se acabó: No voy a pagar más que mi consumo ni seguiré tratando con esa compañía de robo sistemático / automático -no menos ilegal por mediación de las máquinas- que parece tener a todo México en sus manos, inclusive a la Secretaría de Hacienda federal, que avala con un sello en los recibos esta prepotente arbitrariedad, así como a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, cuyo principal servidor concentra toda información sobre la comunicación telefónica en México, entre otras, y la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), solidaria con el público usuario en la teoría y la ilusión, pero cómplice por omisión de la "empresa comercial" más deshonesta del mundo en la práctica y la desilusión.

Aun así, aunque no estoy ilusionado ni soy iluso, me dirijo públicamente a la Profeco para que haga su trabajo: ¿En qué banco y qué número de cuenta deposito lo que debo -no lo que me cobran quienes dan servicio telefónico al gobierno que los favorece a cambio, así me echen encima un bufete jurídico de veinte aboganters, ¡uy!- y cómo cancelo de una vez mi relación con Telmex? Para descontratar su pésimo servicio de internet cuando empecé a tratar con Avantel (otra basura), tuve que pagar durante seis meses más aquella pesadilla de obsolescencia cara, pero eso tampoco volverá a suceder.

Por su atención, gracias de antemano.

Iván Rincón Espríu

PD. Espero una respuesta pensada, no con formato burocrático / automático, y me permitiré publicarla también.

[] Iván Rincón 17:56 PM

Septiembre 30 de 2010

¡Terminó la guerra contra el narco!

Fotomontaje: David Camargo

[] Iván Rincón 10:20 PM

Septiembre 23 de 2010

Morir al cabo

Mis abuelas hicieron lo mismo que sus grandes casas: empequeñecer; luego la madre de mi padre perdió la memoria y, además de olvidar los nombres de sus hijos, empezó a confundir la noche con el día; de la demencia senil pasó a la muerte mental y la enorme agonía de su cuerpo diminuto, que no dejaba de respirar; su corazón siguió latiendo y bombeando sangre al resto del cascarón en ruinas, en frágil miniatura, en un lecho de inutilidad vegetativa y sensibilidad reducida inexorablemente al dolor físico, al agotamiento de una existencia sin fin alguno y, peor todavía, sin final. Mi papá escandalizó a sus hermanos con el planteamiento de la eutanasia y, un buen día, mi abuela blanca de cabellera plateada terminó de morir sin ayuda, sino por el contrario, con el tratamiento de prolongar artificialmente la muerte en vida.

Mi abuela materna, por su parte, hacía un cotidiano esfuerzo, cada vez más grande, por seguir el paso de los días con medio litro de sangre dentro del cuerpo también mermado y ruinoso, agobiado además por el desgaste óseo, hasta que una crisis puso de manifiesto la casi trágica realidad; ella y su hija mayor, principalmente, hicieron de la voluntad un milagro de sobrevivencia, mientras la hija menor entraba en su propia crisis; tenía cáncer en el estómago, pero el Seguro Social diagnosticó -si acaso puede llamarse así a su negligencia criminal- colitis, y mi tía padeció de una horrible agonía y una muerte lentísima que, de ser atendido a tiempo el verdadero mal, no habrían ocurrido. El mismo IMSS estuvo relativamente cerca de amputar las piernas de mi abuela, que había visto envejecer y morir años antes a su hijo mayor como una momia por la enfermedad más aberrante del ser humano: miseria crónica. Finalmente, después de perder a otros parientes y el oído, mi abuela morena de cabellera gris también se fue, pero siempre mantuvo, hasta en la última época de pérdidas, una lucidez envidiable, que ni sus hijos...

El sacristán ha visto
hacerse viejo al cura,
el cura ha visto al cabo
y el cabo al sacristán,
y mi pueblo después
vio morir a los tres,
y me pregunto por qué
nacerá gente
si nacer o morir es
indiferente.

Un testimonio grabado en audio y memoria mental, en las cañadas tzeltales de la Selva Lacandona, durante la ofensiva militar de 1995, dice que los priistas de la comunidad se habían ido para que el ejército federal echara bombas y, una vez muertos los que no eran priistas, ellos regresaran.

-¿Y ustedes por qué no se fueron? -pregunté.

-Porque nosotros no tenemos pena de morir. De por sí nacemos para morir. Vivimos, pero nomás unos tiempos. Después, morimos todos como polvo. Ese es el plan de Dios.

Y yo adelanté hoy el tradicional día de muertos, porque para mí todos los días son de muertos...

[] Iván Rincón 8.01 PM

Septiembre 11 de 2010

Efemérides

El 11 de septiembre es una fecha doblemente trágica para nuestro continente. En 1973, hace 37 años, un golpe de estado enlutó a miles de familias sudamericanas, desde entonces en el exilio o resistiendo en su tierra la brutalidad militar... En 2001, los avionazos que derribaron las torres gemelas del World Trade Center (WTC) en Nueva York, y destruyeron parte del Pentágono en Washington, levantaron una cortina de humo y polvo en la memoria histórica del mundo, que solía recordar este día el golpe militar en Chile, auspiciado por Estados Unidos, el país agredido 28 años después por sus propios engendros terroristas. "Quien siembra vientos, cosecha tempestades", reza el proverbio que, en este caso, debería decir: Quien siembra tempestades, cosecha lo que siembra. Una de kamikaze por las que van de bombas y napalm... Se trata de crímenes contra la humanidad y terrorismo, aunque el episodio chileno es terrorismo de estado, categoría todavía más grave, y ambas tragedias hacen del 11 de septiembre un día de luto.

Geográfica y económicamente, México forma parte de América del Norte, pero en todos los demás aspectos somos un país latinoamericano. En el año del bicentenario y el «mes patrio» no tenemos nada qué festejar: ni la dependencia mexicana de la economía gringa (en vez de festejarla, debería darnos vergüenza) ni el rotundo fracaso de una revolución fratricida y traicionada que, a la luz de la podredumbre institucional, amerita levantarnos en armas. Al contrario, además del duelo en la patria grande por sus tragedias, principalmente la de Chile, nuestra bandera debería estar a media asta, pues también aquí ocurre un golpe de estado que enluta cotidianamente al pueblo y ensangrenta el territorio nacional de norte a sur y de este a oeste, en una guerra no menos terrorista y criminal, golpe de estado que además no es el primero en la historia reciente de México: el salinazo de 1988 tuvo una réplica exacta en 2006, pero descaradamente apoyada en las fuerzas armadas, a las que mantiene fuera de sus cuarteles, patrullando las calles y carreteras con garantías colectivas de impunidad al atropello de las garantías individuales por el fuero de guerra, sueldos cada vez más elevados a los altos mandos y condecoraciones a secuestradores, torturadores y genocidas, autores de las desapariciones forzadas durante la llamada «guerra sucia», como en un estado de excepción convertido en regla general por el cinismo fascista, que glorifica lo más nefasto del pasado y reivindica su presencia, un vil estado de sitio concebido como normalidad, como cualquier otro pinochetazo.

¿Bicentenario de la independencia de qué? No existe nada peor que depender del crimen organizado para legitimar la violencia que impone al "gobierno" en México. El ejercicio de la fuerza gubernamental ante la ejercida al margen del estado requiere de ella tanto como la camarilla de Bush el pequeño requirió del terrorismo internacional engendrado por Estados Unidos; los ataques del 11 de septiembre salvaron momentáneamente a su "administración" del naufragio y, así como la organización paramilitar Al Qaeda es producto de la Guerra Fría (Pentágono y CIA) contra la ocupación soviética en Afganistán, la banda paramilitar más terrorífica y sanguinaria que opera en México bajo el mando del cártel del Golfo, Los Zetas, primero surgió del ejército federal con entrenamiento kaibil, cuerpo de élite originalmente formado contra el EZLN y otros movimientos guerrilleros, y después reclutó agentes de corporaciones policiacas, retirados o en activo, expertos en explosivos, artes marciales, técnicas de interrogatorio con tortura, etcétera. De esa delincuencia desertora depende la mafia trasnacional que usurpa Los Pinos para detentar el poder mediante la violencia. El fuego cruzado entre policías, militares y paramilitares ha causado más daño del que dice combatir esta demencial cruzada contra sí misma. Felipe el espurio y su frenética militarización de la vida pública y privada, en aras de privatizar todo lo existente, ha pasado a la historia como un ser de tamaño inversamente proporcional al de su colosal destrucción, así como el caso más representativo de enanismo magno.

¿Bicentenario de cuál independencia festeja la masa en el demagógicamente llamado «mes de la patria», cuyo efecto embrutecedor es comparable con el de la religión, la televisión y el fútbol, en una borrachera de cerveza, tequila y orgullo bajo fuego de artificio, fervor pirotécnico, alegórico estrépito? El nacionalismo fanático de ocasión -festividad a la mexicana, ebriedad a lo bestia, imbecilidad a lo grande- se desata y anda suelto, satura el aire de humo y ruido, se ahoga en alcohol y desahoga su ánimo de apoteosis en el anonimato de la muchedumbre. Basta con acercarse al Centro Histérico de Ciudad Monstruo durante «la noche del grito» para confirmar la identificación adocenada, el comportamiento de la gente aglomerada como concurrencia de rebaños. Los franeleros hacen su agosto en septiembre con el respectivo permiso de la autoridad correspondiente y, desde luego, la complicidad cobarde, indolente y apática de personas comunes y corrientes que ni siquiera saben caminar y tampoco se enteran, pero cenan en Sanborns. Un@s toman las "grandes decisiones" en la cima, por encima de l@s demás, que las hacen posibles, acatan las órdenes y los desórdenes al pie del país, asumen sus costos y consecuencias desde la inconsciencia generalizada y hasta el aturdimiento catártico en días de fiesta "nacional". Gran decisión: pagar menos de 300 pesos a la semana por el trabajo de una mesera; pequeña decisión: cenar en Sanborns y compensar con propinas la miseria de Carlos Slim. ¿Cuál patria? Todo México es territorio Slim, que tiene propiedades en cada esquina...

El 11 de septiembre es una efeméride trágica para el norte de América por el ataque a varios edificios que simbolizaban al máximo poder financiero y militar (es decir, al imperialismo), y para el sur de América por el ataque al pueblo de Chile, que había decidido su ruta soberana y representaba la realización de una utopía: la vía democrática al socialismo, algo que no podía tolerar el máximo poder financiero y militar, es decir, el imperialismo. El golpe de estado que derrocó al gobierno chileno de Unidad Nacional a sangre y fuego es una tragedia histórica para todo el subcontinente, por llamar así a nuestra América, la patria grande, cuyo territorio abarca desde la Patagonia hasta el Río Bravo y cuya población lucha por vivir más allá de su tierra natal, allende la frontera norte, con la migración masiva en busca del trabajo y las oportunidades negadas en el sur, que suelen ser un espejismo al otro lado. Este día es de luto para la patria grande, pero los mexicanos en general parecen ignorarlo y festejar algo que también ignoran, a saber, un grito de independencia nacional que la demagogia recita como símbolo de lucha emancipatoria, sinónimo de gloria pretérita que hace al pueblo prescindir de grandes gestas sociales en el presente, un siglo después de iniciado el ciclo revolucionario un siglo después de iniciado a su vez el ciclo de nación independiente y soberana que nunca jamás concluyó y, en el año del bicentenario y el mes de los festejos patrios, no es más que alharaca de orgullo ebrio y soberbia: ¡Viva México, cabrones! ¡Vivan los héroes que nos dieron patria, por estar muertos y enterrados! ¡Viva la patria, por ser noción irreal en el discurso! ¡Viva septiembre y su olor a pólvora quemada que nadie asocia con una revolución armada, sino con degradación patriotera!

«La noche del grito», podría ser el título de una película de horror, una horrible película de espantos, una espantosa película de cine mexicano a diez pesos por función en Cinemark durante un día del año, el segundo jueves de septiembre ("al chile", no alude al país hermano la publicidad rascuache, sino al picante verde que identifica nuestra alimentación). «La noche del grito» es más bien el momento climático de los festejos septembrinos que, por costumbre y tradición, inducen la ignorancia de su vacuidad, la confusión de sentimientos y emociones, la sensibilidad entre aturdida y atrofiada por la contaminación, evasión abismal del profundo abismo que llamamos México...

[] Iván Rincón Espríu

Septiembre 4 de 2010

Mapa septembrino

En el Año del Bicentenario y el Mes Patrio celebramos la Independencia de México y la Revolución; en la Noche del Grito, el 15 de Septiembre, damos gracias a «los héroes que nos dieron patria» : Hidalgo, Morelos, Guerrero, Iturbide, La Corregidora... La Reforma está entre la Independencia y la Revolución, y atraviesa Insurgentes. Independencia es una avenida en Guadalajara y otra en Veracruz; en el Distrito Federal es unidad habitacional y calle perpendicular al Eje Central, además de tener una columna y un ángel en Reforma; Revolución es una gran avenida, pero de un solo sentido, así como una estación del metro; Hidalgo es un estado, una avenida y una estación del metro con tradición de ligue entre gente gay, aparte de una máxima para borrachos y políticos a finales de sexenio: «chingue a su madre el que deje algo»; Morelos es estado, estación del metro y avenida en Monterrey, así como un mercado peligroso que no respeta los precios oficiales de productos básicos, de primera necesidad; Guerrero también es un estado, lo mismo que un municipio de Chihuahua y otro de Coahuila, una ciudad tamaulipeca y una colonia de miedo en la Ciudad de México; la calle de Iturbide, por su parte, apesta a meados y tiene un Palacio Chino; La Corregidora es un estadio de fútbol mediocre...

Las fiestas mexicanas de septiembre son llamadas también festejos patrios por estar dedicad@s obviamente a la Patria, que es una vecina lesbiana, culera y autoritaria, con la que me topo a veces en el tianguis.

El Grito de Independencia incluye un viva la Libertad, calle otrora de putas baratas por La Lagunilla, quienes ahora están en el Congreso de la Unión y cobran carísimo; a propósito de putas, en México hay dos con los nombres de Justicia y Nación; una se vende al mejor postor y es demasiado exclusiva; la otra está de ganga.

Para quienes disentimos de mamadas septembrinas y nos limpiamos el culo con ellas, el día 15, próximo a padecer, será de indignación y silencio nacional por el secuestro de México, en vez de alharacas patrioteras con petardos y gritos dizque de independencia, estrépito festivo que habrá de todos modos como todos los años, pues las minorías privilegiadas se deben a las mayorías embrutecidas que, por costumbre y tradición, festejan todo cuanto sirva para evadir la realidad de que no hay nada qué festejar.

[] Iván Rincón 8:56 PM

En días patrios, más que nombres con significado, hay una gran suma de insignificancias que tiene como resultado una insignificancia inmensa, ruidosa, identitaria de seres que infestan... engentan las plazas públicas por costumbre como sinónimo de vicio, como quienes viven por costumbre, contaminan por costumbre, y despojan de contenido las fechas históricas, días feriados que son más bien ocasión para emborracharse de alcohol a lo bestia y estupidez a lo grande, multitudinaria, de masa no encefálica, sino acéfala. Esta gente no toma "grandes decisiones", sino cerveza y tequila, y grita: ¡Viva México, cabrones! ¡Has de ser franchute, culero! ¿Qué pedo? ¿Un tiro? Se quita el sombrerote y, órale, cabeza que no piensa, embiste.

[] Iván Rincón 05/09/10